sábado, 28 de marzo de 2015

Evangelio Dominical - Domingo de Ramos

Método Jesús Camino, Verdad y Vida
- En honor a Jesús Verdad:
Jesús nos da su Palabra como la única fuente de vida verdadera a la que se le debe creer.

Pasión de nuestro Señor Jesucristo 
Del santo Evangelio según san Marcos (15,1-39)

C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron, y, atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato. 
Pilato le preguntó:

S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Él respondió:
+ «Tú lo dices.»

C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo: 
S. «¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti.» 
C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre. Pilato les contestó: 
S. «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?» 
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó: 
S. «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?» 
C. Ellos gritaron de nuevo: 
S. «¡Crucifícalo!» 
C. Pilato les dijo: 
S. «Pues ¿qué mal ha hecho?» 
C. Ellos gritaron más fuerte: 
S. «¡Crucifícalo!» 
C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio –al pretorio– y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo: 
S. «¡Salve, rey de los judíos!» 
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»), y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos.» Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: «Lo consideraron como un malhechor.» Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: 
S. «¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz.» 
C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo: 
S. «A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.» 
C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:  + «Eloí, Eloí, lamá sabaktaní.» 
C. Que significa: 
+ «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» 
C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían: 
S. «Mira, está llamando a Elías.» 
C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo: 
S. «Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.» 
C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: 


S. «Realmente este hombre era Hijo de Dios.» 

C. Había también ahí unas mujeres que estaban mirando todo desde lejos; entre ellas, María Magdalena, María (la madre de Santiago el menor y de José) y Salomé, que cuando Jesús estaba en Galilea, lo seguían para atenderlo; y además de ellas, otras muchas que habían venido con Él a Jerusalén. Al anochecer, como era el día de la preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro distinguido del sanedrín, que también esperaba el Reino de Dios. Se presentó con valor ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó que ya hubiera muerto, y llamando al oficial, le preguntó si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el oficial, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana, bajó el cadáver, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro excavado en una roca y tapó con una piedra la entrada del sepulcro.
María Magdalena y María, la madre de José, se fijaron en dónde lo ponían.



¡Palabra del Señor!
Rta/: Gloria a ti Señor Jesús
Reflexión:

En esta oportunidad, la Palabra de Dios de este día nos muestra todo el recorrido de la Pasión y Muerte de Jesús, iniciada con su entrada triunfante en Jerusalén, una entrada con todos los honores y las aclamaciones como el Rey y soberano del universo, por parte de las mismas personas que más adelante piden a Pilato que lo crucifique. Crucifixión que Él asume con prudencia, amor y misericordia por la salvación del mundo entero, reflejado en la fracción den Pan de vida y en la bebida del Cáliz de la salvación con sus discípulos, llevando a cabo así al cumplimiento pleno la voluntad Divina, a pesar de todos los insultos, traiciones y demás flajelaciones que recibió antes y durante de el camino de cruz hacia el calvario. Demostrando así el gran amor y la ternura que tiene por nosotros el Padre al continuar hoy y por todos los reinando desde el trono de la Cruz para que todo aquel que crea en Él se salve y tenga Vida Eterna. 

-En honor a Jesús Camino:
Jesús se nos muestra como el sendero al que nuestra vida debe seguir. Por tanto meditemos y confrontemos nuestra conciencia a la luz de su Palabra: 

Ante Jesús sufriente: 
  1. ¿Soy hoy uno del pueblo que clama: ¡¡Que te vuelvan a crucificar!! 
  2. ¿Haciendo hoy una analogía de mi Vida con el actuar de Judas, de Pilato, de Simón de Cirene o la virgen María, a cuál me parezco? 
  3. ¿Cuantas veces como Pedro,hoy  te he negado al ser indiferente ante el que sufre? 
-En honor a Jesús Vida: 
Se contempla a Jesús en quien debe estar puesta toda esperanza. Oremos y demos gracias a Dios por su amor y su misericordia.

¡Te doy gracias Señor por haber enviado a tu Hijo unigénito como el signo más grande del amor y la misericordia que me tienes y por haberlo anonadado como víctima inmolada de mi redención!

¡Te pido Señor perdón porque hoy una vez más te he fallado en la correspondencia al amor que tu me tienes!


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